La Virgen de la Antigua

Si tuviéramos que resaltar uno de los iconos principales de la ciudad de Orduña, es muy probable que para gran parte de los Orduñeses y Orduñesas la virgen de la Antigua sea la primera opción.

Su importancia para el pueblo es evidente dado que tenemos dos puntos emblemáticos que hacen referencia a ella: el monumento en el Txarlazo y el santuario de la Antigua.

Sin embargo, antes de empezar con el contenido, ¿realmente sabemos algo sobre esta virgen? Veamos unos pequeños datos al respecto.

La virgen de la antigua

Esta virgen es una advocación de la virgen María, y generalmente suele representarse con el niño Jesús y una rosa blanca.

Existen varias teorías sobre su procedencia:

  • Existe una teoría, posiblemente elaborada a posteriori, que dice que la advocación de «la Antigua» fue creada por el papa san Silvestre en el siglo IV y que el nombre viene dado porque María es la consumación de las profecías del Antiguo Testamento.
  • Otros estudios y autores de literatura piadosa hispalense de los siglos XVI, XVII y XVIII situaron a la Virgen de la Antigua de la Catedral de Sevilla en tiempos muy remotos. Se llegó a argumentar que en la zona donde estaba la catedral hubo un templo paleocristiano de la época romana y que esta Virgen pertenecía a dicho templo.
  • Otra teoría dice que hubo una capilla visigoda decorada con esta Virgen de la Antigua y que, cuando se produjo la invasión musulmana en el 711, se escondió con un tabique por delante. De este modo, habría permanecido oculta hasta la reconquista de Sevilla en el año 1248 por Fernando III de Castilla.

Como habrás podido comprobar, su origen es incierto, aunque lo que sí que está clara es su popularidad en distintas regiones.

Monumento a la Virgen de la Antigua de Orduña

Si estás paseando por Orduña y levantas la vista hacia las montañas, encontrarás imponente en todo lo alto el gran monumento a la Virgen de la Antigua.

Se inauguró en 1903, y a día de hoy sigue en pie vigilando todo el valle.

El monumento

Constituye el monumento un árbol simbólico de 25 metros de elevación, sobre cuya copa, aparece esculpida una imagen de la virgen, reproducción de la que se venera en el santuario del mismo nombre.

En el interior del tronco del árbol hay una escalera de dos metros y medio de ancho, que da acceso a una espaciosa sala abierta en el hueco de la copa, cuyo diámetro es de diez metros; esta amplia escalera se prolonga hasta los mismos pies de la imagen, donde se abre una rotonda con un balcón capaz para 30 personas, desde el cual abarca la vista un magní­fico panorama en el que quedan comprendidos 42 pueblos de cinco provincias con la Cruz del Gorbea frente por frente del espectador. La sala del interior de la copa recibe la luz por seis ventanales. En ella se instalará una capilla para el culto, y la imagen que corona el monumento estará iluminado por una potente luz de arco voltaico y de 12 focos eléctricos, formando la corona de estrellas.

Ha sido proyectado el gigantesco árbol por el arquitecto barcelonés don Claudio Durán y Ventosa. Las obras son de cemento armado, construida por la casa Claudio Durán, S. en C., de Barcelona, que ha empleado en ella 14 obreros catalanes, con el auxilio de peones del paí­s. Se han consumido en la construcción del monumento unas diez toneladas de hierro y 50 de cemento protland, procedente de Bélgica, y gran cantidad de cal hidráulica de Zumaya. Fuente: Ezagutuurduna

Restauración

Debido a su ubicación, es un monumento muy proclive a sufrir las consecuencias del entorno y el clima. Por ello se han realizado diversas restauraciones y mantenimientos para su correcta conservación.

Santuario de la antigua

Orduña está vinculada a la leyenda del hallazgo milagroso de una imagen de la Virgen, que un pastor que conducía sus rebaños al pie del monte Txarlazo encontró enredada entre las ramas de una morera. Hay noticias históricas muy tempranas, de comienzos del siglo X, que atestiguan la existencia de un monasterio dedicado a Santa María situado a los pies de la peña de Orduña, y ya en el siglo XIII aquella iglesia era denominada “La Vieja”, o “La Antigua”, por contraposición a la nueva parroquia dedicada a la Virgen en el casco de la ciudad, fundada en 1229.

La iglesia está situada en un rellano soleado a media ladera, al comienzo de las rampas de ascenso a los contrafuertes rocosos de la meseta, a dos kilómetros del fondo del valle, y por tanto distanciada de la población y del tráfico de hombres y mercancías que durante siglos ha recorrido la cuenca superior del río Nervión. Este alejamiento provocó que el templo primitivo fuese degradado a la simple condición de ermita y conociese largos periodos de decadencia.

El edificio

Una puerta gótica, del siglo XIV, protegida bajo el pórtico renacentista de la hospedería aneja al santuario es hoy el único resto reconocible del antiguo templo medieval, que a mediados del siglo XVIII resultaba ya inutilizable por su avanzado estado de deterioro. Cuando en 1752 los mayordomos de la iglesia solicitaron autorización para arreglarla, se les propuso desde el Ayuntamiento que tendría más interés construir un templo completamente nuevo: un templo que fuese bien visible desde la ciudad y que dialogase con el casco urbano, orientando su fachada hacia el mismo.

El proyecto inicial se encargó al arquitecto Juan Bautista de Ybarra, aunque en su acabado definitivo intervinieron en el proceso Antonio de Vega, Tomás Peña, Pedro de Gorbea, Alejo de Miranda y José María Basterra. La obra fue lenta, pero coherente, y en 1782 se dieron por concluidos los trabajos y se trasladó la imagen de la Virgen a su nueva residencia. El edificio tiene planta de cruz latina, con el eje mayor prolongado para albergar tras la cabecera un camarín para Nuestra Señora; tiene los brazos del transepto bien marcados, tanto en volumen como en planta, y el crucero se cubre con una cúpula sobre pechinas que no resulta visible desde el exterior.

Es una iglesia de volúmenes limpios y geométricos, maclados maclados en un organismo unitario. El espacio interior se techa con bóvedas tabicadas de lunetos, salvo el camarín, que tiene una cúpula deprimida recargada de molduras de yeso. La fachada delantera es la única ornamentada, aunque se compone en estilo barroco severo, como una pantalla plana de caliza gris de la que tan solo resalta el ritmo vertical de las pilastras que la recorren en toda su altura. A los pies dispone de un pórtico de triple arco, sobre el cual se asentará, en el interior, el coro alto, y el remate superior es una sucesión de frisos y arquitrabes que culmina en una espadaña de dos pisos coronada con frontón curvo.

Debido a su ubicación, es un monumento muy proclive a sufrir las consecuencias del entorno y el clima. Por ello se han realizado diversas restauraciones y mantenimientos para su correcta conservación.

El interior

La imagen de la Virgen venerada en el santuario de Orduña es una estatua gótica, del siglo XIV, tallada en madera de tilo y policromada. Aparece sentada sobre un escaño y con el Niño sobre su rodilla izquierda. Ha sido maltratada por un exceso de devoción que quiso incrustarle ojos de cristal y dotarla de brazos articulados, aunque hoy se encuentra parcialmente restaurada. El resto del mobiliario de La Antigua está formado por retablos neoclásicos, en madera los colaterales y en jaspe negro el central. Este último, situado sobre el altar mayor erigido por Esteban de Alegría en 1805, tiene un nicho transparente enmarcado por querubines que se abre hacia el camarín posterior.

Fuente: Alberto Santana (Bizkaia.eus)

Fuente fotografías: Bien de altura (Biendealtura.com)

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